Conclusiones: La formación TIC del profesorado ¿Un cambio necesario?

De la lectura de los comentarios de estos días, podemos extraer una conclusión, el cambio es necesario pero no será posible realizarlo de una forma aislada, si no es con el cambio de los aspectos que actúan de rémora para que la formación del profesorado se desarrolle de manera eficiente. Algunos de vosotros, con los pies en el aula, lo manifestáis claramente.
Leizet Rodriguez apela a la vocación, al componente de motivación y profesionalidad que cita también Adrián Ponz, que nos debería llamar a una superación constante de capacitación y adaptación a los cambios para ser competitivos, productivos, motivadores y transformadores.

Benito Masó fija su atención en la falta de aplicación de la formación en el aula, los profesores acuden a la formación como un medio de información pero que no llevan a cabo porque piensan que les va a suponer un exceso de trabajo, amén del ya ofrecido para una formación fuera del periodo de trabajo.

Eunice nos dejó un enlace de un vídeo totalmente revelador, de la aplicación incorrecta, o mejor dicho de la no aplicación de las TIC en el aula. Disponer de herramientas no asegura una integración TIC del aula si se sigue utilizando una metodología incorrecta.

Manuel Montilla aporta una cuestión clave:

“Pero cuando te encuentras que constantemente estas aconsejando , animando y motivando a la gente ante la necesidad de conocer y ponerse al día en las tic, pero siempre tienes la misma respuestas: tenemos mucho trabajo, no tengo tiempo, a mi esto ya no me pilla....

Es muy dificil motivar, cuando ves que es real, es decir, no te dan tiempo par esa formación, muchas veces te dan lo que no necesitas, tu horario lectivo esta muy cargado.etc.”

¿Cuál es la razón de que unos docentes tengan tiempo y ganas y otros no? ¿Unos trabajan más que otros? O simplemente es una cuestión de prioridades. Es el profesor comprometido el que saca tiempo y voluntad como decía Leizet o es el resto el que correctamente defiende que la formación debe formar parte de su trabajo y no de su tiempo libre.

Juan Antonio Cristóbal plantea la falta o la necesidad de una mayor formación pedagógica relacionada con el llamado nuevo paradigma educativo, para lo que es fundamental reformar tanto de arriba (PEC) hacia abajo (profesorado) como de abajo hacia arriba. En este sentido Aránzazu Cifuentes aporta una experiencia como ejemplo de trabajo colaborativo interdepartamental, de manera que son los compañeros más avanzados quien desde la experiencia directa en el aula anima al resto.

José Wilmer y Manuel Melero optan por especificar y catalogar la cualificación digital del profesorado estableciendo mínimos que garanticen su labor docente, algo que no se puede conseguir adecuadamente si como defiende Adrián Ponz no se ponen en manos de los docentes las herramientas necesarias, aquellas que van a usar en el aula como ya hacen por ejemplo en Castilla La Mancha.

Finalmente Mercedes Lascorz nos revela su entusiasmo de seguir adelante, de seguir intentando contagiar la ilusión por las TIC, la docencia y el crecimiento profesional para mejorar en lo posible la calidad educativa de nuestros alumnos.